Francesco Tonucci
Fue el promotor en 1991 de “La Ciudad de los Niños”, una iniciativa en Fano (Italia) que pretende transformar las ciudades y potenciar una cultura ciudadana amigable con los niños. Se trata de tomar a los niños y su autonomía como parámetro de la habitabilidad, para todos, de las ciudades.
Es un pedagogo italiano, investigador,
maestro, escritor y viñetista. Como viñetista creo Frato en
1968, personaje que habla y mira el mundo a través de la perspectiva de los
niños.
Fue el promotor en 1991 de “La Ciudad de los Niños”, una iniciativa en Fano (Italia) que pretende transformar las ciudades y potenciar una cultura ciudadana amigable con los niños. Se trata de tomar a los niños y su autonomía como parámetro de la habitabilidad, para todos, de las ciudades.
Fano, 1940),
también conocido por el seudónimo "Frato", es un pensador, psicopedagogo y
dibujante italiano. Es autor de numerosos
libros sobre el papel de los niños en el ecosistema urbano y de artículos en
revistas italianas y extranjeras.
Realizó estudios de pedagogía en
la Universidad Católica del Sagrado
Corazón de Milán.
Con 28 años recibió una distinción en ese campo y empezó a satirizar la
realidad de la escuela a través del nombre de “Frato”, nombre que surge al
fusionar las primeras sílabas de su nombre.
Trabajó como maestro y, en 1966, se convirtió en
investigador en el Instituto Psicológico del Consejo Nacional de Investigación,
del que más tarde presidió el Departamento de Psicopedagogía, que lleva adelante
el programa de educación ambiental. El objetivo de este programa es crear una
base de datos "para y por los niños". Sus investigaciones se centran
en el desarrollo cognitivo de los niños, su pensamiento, su comportamiento y la
relación entre la cognición de los niños y la metodología educacional. En 1991 llevó
a cabo en su pueblo natal el proyecto de Ciudad de los Niños, consistía en
hacer una ciudad cuyo punto de referencia sean los niños. El proyecto tuvo
mucho éxito y se extendió a distintos puntos del mundo.
Ya en 1991 fue
nombrado presidente del “Comité Italiano de Televisión y Menores”, comité que
pretende la protección de los niños. También es colaborador de la Ciudad de la
Ciencia de Nápoles para
“El taller de los pequeños” y colaborador científico del proyecto “El museo de
los niños”, de Roma.
Fue nombrado profesor honoris causa de
la Facultad de Ciencias de la Educación de la Pontificia Universidad Católica de Lima (Perú).
TONUCCI COMO CIENTIFICO
El libro sobre "La ciudad de los niños" es un experimento que
realizó Tonucci en la ciudad de Fano, en la costa sin mar de Italia, hogar de
nacimiento de sus amigos y mentores Marco Piñeirini y Daniele Pousini. Este
libro pretende criticar a la forma en el que las ciudades o no están
estructuradas; por lo tanto aconseja que la ciudades sean estructuradas y
creadas pensando en los niños, en cierta medida "protegidos" por el
resto de la población. Tonucci se basa en que la escuela debe de tener en
cuenta las experiencias vividas de los alumnos en su vida cotidiana y
utilizarlo en clase. Otra base es la utilización de estas experiencias para
elaborar investigaciones y “dar a luz” una respuesta que será aprendida
mediante la práctica. Estudia la sociedad y la crítica con unos bocetos que lo
caracterizan; busca soluciones y las propone; algunas la lleva a cabo y otras
intenta hacer razonar sobre ellas.
TONUCCI
COMO DIDACTICA:
Como pedagogo de gran relevancia Tonucci critica la escuela actual y
propone varias modificaciones tanto en la escuela como en su forma de trabajar.
Sus ideas principales son;
·
Dejar tiempo a los niños por
las tardes para que hagan cosas diferentes y luego tengan temas de conversación
para hablar en clase. Esto requiere no mandar demasiados deberes, ya que pasan
suficiente tiempo en el aula.
·
Darle más poder y libertad a
los niños; que éstos sean el centro de formación contando sus experiencias.
Tonucci defiende esta idea en una entrevista publicada: “si los niños
participan activamente en la gestión y en la toma de decisiones escolares, como
la estipulación de las reglas que se aplicarán en los recreos, el niño no se
sentirá esclavo, sino un ciudadano libre y soberano, uno de los objetivos que
debe perseguir una escuela democrática”.
·
Tonucci apoya el uso de la
lectura en voz alta de los libros en clase.
·
Sostiene que los niños no son
recipientes vacíos que hay que llenar de conocimientos; éstos tienen sus
propias vivencias y formas de pensar. Hay que escucharlos y crear entre todos
el conocimiento. También son capaces de mantener su concentración durante un
buen rato en un juego, pero esto no interesa a la escuela; porque no ayuda a
elaborar lógicamente los datos. Tonucci explica que en la escuela se debe tener
más en cuenta el divertimento.
·
Afirma que si nos centramos en
lo que se sabe hacer, más que en lo que no somos capaces de llevar a cabo,
tendremos niños más motivados y menos frustrados que ayudarán a un futuro a
crear personas más seguras de si mismas.
·
El profesorado de este tipo de
escuela debe ser capaz de promover todas estas ideas, apoyar el trabajo en
grupo e incluir a la familia, la cultura… en la escuela.
TONUCCI COMO PEDAGOGO:
Hay muchas más nociones sobre cómo debería de ser la escuela según este
autor, pero lo que está claro que la escuela debería crear personas que fueran
capaces de respetarse, ser individuales, libres, tener sus propias opiniones,
personas menos frustradas y más decididas a formar sus capacidades. La escuela
debería de ser más abierta a las opiniones de los niños, crear el conocimiento
entre docentes y discentes… Estas ideas colaboran para crear una ciudadanía más
completa, competente y mucho más colaboradora en muchos aspectos. Esta idea
serviría para mejorar el hoy y crear un futuro mejor.
Francesco Tonucci se graduó en Pedagogía en 1963,
en la Universidad Católica de Milán. Cuando tenía 28 años recibió su primer
reconocimiento en este campo y empezó a criticar la realidad de la escuela.
Dirige sus opiniones al modelo de enseñanza actual, con el que la escuela
enseña a los niños en sus primeros años, “es un modelo que parte de que el niño
no sabe nada y que ve el proceso de desarrollo infantil de manera progresiva,
es decir, que va de menos a más”. Para esta concepción del modelo “lo
importante está por venir”, “hoy se cree que el aprendizaje formal se da a
partir de los ocho años”. “Actualmente la escuela concibe el aprendizaje de un
modo progresivo, gradual, que deja al niño con muy poco margen para expresarse
y crear. El niño no vale por lo que es sino por lo que será. La educación es
entendida como una inversión sobre el futuro”, y según Tonucci no debe ser así.
Es fundamental e imprescindible un cambio de modelo pedagógico,
La escuela tiene que reconocer las competencias de los niños, ya que las
desarrollan desde el momento mismo en que nacen. La educación debe fomentar
esos conocimientos, incentivar la curiosidad e inquietudes para ayudar al niño
a crecer sin perder su esencia que lo hace tan particular y que es su habilidad
para jugar y no cansarse.
Tonucci piensa que hay que resaltar el papel del maestro y considerarlo una
pieza esencial en la educación de los niños, ya que algunos niños pasan más
tiempo con los maestros que con sus propios padres a lo largo del día,
deberíamos potenciar más la relación entre la familia y la escuela, la escuela
tiene que ayudar a la familia en aspectos en los que la familia no sepa cómo
actuar. También considera necesario un cambio de modelo: del educativo actual a
otro que tenga en cuenta las competencias del niño, hay que escucharlo y
conseguir que compartan sus conocimientos con los demás compañeros, hay que
prepararlo para la vida en sociedad.
El pedagogo dice que “la escuela tiene que estar ajustada a sus
necesidades, en la cual se haga más en menos tiempo. No puede ser que tras seis
horas de clase los niños lleguen a casa con deberes. Los niños tienen que hacer
cosas en casa, pero cosas que sepan hacer ellos solos. Si todos los niños hacen
las mismas actividades y ven la misma tele luego en la escuela no tienen nada
que contar a sus compañeros”.
Por último, el especialista mantiene que “la escuela debe ser un lugar
bello, donde se pueda respirar cultura, haya música, arte, sea agradable y
cómoda. Debe preocuparse por ofrecer a todo el mundo aquellas bases, aquellas
motivaciones, aquellos modelos culturales imprescindibles para construirse en
patrimonio de conocimiento, habilidades y competencias”.
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